¿Cuál Es La Verdad y Realidad de Los Valores Espirituales En La Sociedad Moderna?
El dicho popular es "el que nada tiene, nada vale", y la prosperidad económica es el paradigma de superación personal: tener un auto de lujo, exhibir bienes y riquezas que muchas veces son ficticias es el modo de vida de los que abrazan esta filosofía. Es también bien sabido que esta práctica se está implementando por muchos hombres y mujeres que en otros tiempos pensaban distintos; se están convirtiendo al mundo y ¡no el mundo a ellos!
En estos tiempos modernos la gente busca la forma de tener o aparentar tener. De esta manera logran ser vistos como persona de éxito, personas con la que vale la pena compartir y tener de amigos, esa es la gran verdad, los valores espirituales se están dejando de lado y se busca ser admirado por una sociedad capitalista y materialista en donde el dinero lo compra todo (menos la felicidad).
Soy un abanderado de la superación personal y en ese proceso es necesario codearse con personas que obtuvieron ciertos logros en la vida, pero también sé que creer que la parte de los valores espirituales es fundamental y no debe dejarse de lado, ten todo la que puedas en este mundo, sin embargo nunca te olvides de Dios y sus estatutos (el dinero los bienes materiales no te compran un lugar en el reino de los cielos).
Las Normativas Espirituales Se Crearon Para el Servicio del Hombre
Las normas espirituales no están al servicio de Dios, están para el bienestar de la sociedad en su conjunto, le enseñan al hombre y la mujer la mejor manera de vivir en sociedad, a administrar bien sus recursos, tanto los económicos, como aquellos que no lo son.
Son tiempos en que la familia y los amigos te dan la espalda si no tienes bienes materiales que les puedas exhibir, todos te admiran, te ayudan y te buscan si ven que pueden recibir algo de ti, y ese algo no será nunca un valor espiritual, sino algo material o la fama de decir que son amigos de don fulano, ese que está forrado de plata o por lo menos lo aparenta.
Es bueno tener un buen auto, el más moderno de todos, buena casa y amigos de buena posición social, eso no es malo, lo malo es un capitalismo inhumano donde solamente importan las riquezas y al pobre se le explota, desprecia y abandona, los valores se pierden y el único valor que sobresale es el económico.
Marketing Personal Por Encima de Los Valores Espirituales
Las personas realizan marketing personal, se venden como personas de éxito y buscan a aquellos que les pueden hacer un favor o presentar con alguien importante para la sociedad. En parte tienen razón y hasta en cierta medida es necesario, pero sin dejar atrás los valores espirituales, y esto es sin menospreciar al que tiene menos recursos económicos.
¿Dónde están los tiempos en que el ser humano se casaba por amor? Ahora es por negocio, las jóvenes venden su cuerpo y son aplaudidas por lograr un buen partido, los amigos son por interés, todos lo saben y todos fingen ser hermanos, y que su amistad es sincera, pero todos saben que lo que buscan es una ventaja.
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Los hombres y mujeres de fe tenemos el reto promover los valores espirituales y no dejar que el capitalismo los siga subyugando. Sólo piensa en las personas que acumulan bienes y no son felices, los que tienen 1000 amigos que lo son por interés y que realmente no lo aman, los que se dan todos los deleites y placeres, y viven amargados y tristes.
Es fácil aparentar que todo está bien cuando te rodean bienes materiales, y ese grupo de farsantes que sólo quieren tus riquezas, pero cuando te quedas solo al terminar la fiesta te sientes mal, y si el dinero se acaba, se acabaron los amigos y las amantes, peor aún, si no respeta los valores espirituales que Dios estableció, tu alma corre peligro.
Como si fuera para esta sociedad moderna nuestro amado Señor y salvador Jesucristo dijo una parábola de un hombre que acumuló grandes riquezas y perdió su alma, y también afirmó que de nada le vale al hombre ganar el mundo si pierde su propia alma. Defiende los valores espirituales y no deje que se extingan por completo en una sociedad capitalista, completamente materialista y alejada de Dios.