Condiciones Para Ser Hijos de Dios Según La Biblia: Verdaderos Requisitos

Muchas personas por el mundo se llaman a sí mismos hijos de Dios, pero ¿qué enseña la biblia? ¿En verdad cumplimos con los requisitos bíblicos? Cuáles son las condiciones que debemos cumplir para merecer este galardón? (si es que podemos ser merecedores) ¿Cuánto importa ser santos, ya que el padre lo es?

Requisitos Bíblicos Para Poder Llamarnos Hijos de Dios

¿Cuáles son los requisitos bíblicos para poder llamarnos hijos de Dios? Antes de iniciar con esta reflexión, lo primero sería en meditar en las grandes diferencias que hay entre ser parte de la creación de Dios y ser en verdad sus hijos. Todos los hijos de Dios serán salvos, pero no todo el que le diga "Señor, Señor, entrará en su reino". Les dirán Señor, y más que eso serán personas por medio de las cuales hasta se habrá hecho grandes milagros (Mateo 7:21).

Los Requisitos Para Dios Recibirte Como Su Hijo


Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios (Juan 1:12). Esa sita bíblica tan corta debe ser más que suficiente para que podamos entender todo este tema de ser creación o hijos, pero como siempre existen personas que les gustan los conjuntos de pruebas abrumadoras, les comparto otras citas de la palabra escrita de Dios:

- Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; pues que vendrán los tiempos del refrigerio de la presencia del Señor (Hechos 3:19). Y quiénes pecaron según la biblia?: Romanos 3:23, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios.

- Vosotros sois de vuestro padre el diablo, y los deseos de vuestro padre queréis hacer; él ha sido homicida desde el principio, y no permaneció en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla, porque es mentiroso y padre de mentira (Juan 8:44).

Me disculpan la última cita, es muy fuerte, pero son palabras del mismo Señor Jesucristo. Estas palabras tienen mucho sentido, ya que nadie puede existir sin tener un padre, la pregunta sería: si no eres hijo de Dios, ¿cuál es tu padre? Si todos somos pecadores y todos debemos entregarle la vida a Dios para que él nos perdone y adopto como sus hijos, medita en eso.

Dios Es Santo y Sus Hijos También Debemos Serlo


El que viene a Dios sigue siendo un pecador, pero un arrepentido. La diferencia entre el que se arrepiente y el que no es la siguiente:

- El no arrepentido sigue practicando el pecado.

- El arrepentido ya no practica el pecado.

Este es un tema un poco confuso, lo puede entender gracias a que un nuevo creyente me hizo la pregunta porque al final todos somos pecadores. En este caso la forma de explicarle fue la siguiente:

Un médico es preparado para ser un practicante de la medicina (tú y yo somos preparados por el mundo para practicar el pecado), pero si este después de graduarse como médico (recuerda que ya tenemos nuestro diploma de pecador) este decide no practicar la medicina, el hecho de que un día atienda a un paciente, esto no lo hace practicante de la medicina.

No sé hasta donde pudiste entender esta explicación, el caso es que el hecho de que un cristiano (hijo de Dios), un día cometa un error y le falle a Dios, esto no quiere decir que sea un practicante del pecado. La gran diferencia es que como seres humanos siempre tendremos nuestras luchas, en algún momento cometeremos un pecado, pero el no creyente lo comete siempre una y otra vez y lo peor sin sentir ninguna culpa.

Los hijos Dios somos partícipe de dos procesos en nuestras vidas, uno lo es la justificación (este es automático en el momento de la conversión) y el otro es el de la santificación. El proceso de santificación se toma un tiempo, es algo progresivo y de este ya hablamos en las anteriores publicaciones de este blog. Recordemos que sin santidad nadie verá a Dios.

Te tengo que recomendar que veas las otras publicaciones, son estudios bíblicos sobre la santidad. Su gran importancia radica en que Dios es santo y nos exige como requisito para poder verle, vivir una vida en santidad, una vida como verdaderos hijos de Dios y más sabiendo ya las condiciones que debemos cumplir.